Me apetecía empezar bien la semana o que los que leen habitualmente este blog así lo hicieran. Normalmente dedico cinco minutos matutinos para seleccionar el disco que me pongo para ir al trabajo si no lo he hecho la noche anterior, porque cada música tiene su momento y es bueno elegirla bien. Por suerte, ya que yo llego un poco tarde,
se me han adelantado, lo cual me alegra ya que el disco que viene a continuación es más propicio para escucharlo después de una dura jornada laboral, a horas vespertinas, con una taza de té rojo humeante entre las manos.
Hablaba el otro día
Pussy de cómo comentarios fortuitos pueden convertirse en verdaderas afrentas cuando tocan de lleno nuestro pequeño universo ideológico. Cada vez cobra más sentido para mí el viejo refrán castellano "Dios los cría y ellos se juntan". Sin embargo, como pasa a menudo, también esto tiene su contrapartida. Hace unos cuántos años, en casa de un amigo, me topé por casualidad con este álbum. Le pedí su opinión y me bastó verle la cara de desagrado para saber que lo tenía que escuchar con atención. A veces resulta mucho más fácil definirse por negación.
Aunque necesarias, igual que tener la certeza de que el sol sale y se pone todos los días, las verdades de perogrullo, además de resultar harto aburridas, empañan u obnubilan nuestro criterio. Probablemente el álbum más conocido en la historia del jazz sea Kind of Blue de Miles Davis (el preferido de este amigo mío del que les hablaba más arriba). Sin duda "a masterpiece", la obra del jazz modal por antonomasia. Los músicos conformaban el primer gran quinteto en la carrera de Miles y, probablemente, uno de los mejores en la historia del jazz: Cannonball Adderley, John Coltrane, Bill Evans, ....Esta obra eclipsó parte de la carrera posterior de Davis, igual que más tarde lo haría Bitches Brew.
Miles in the sky es el último álbum que grabó junto a su segundo gran quinteto, el de los virtuosos. Un disco premonitorio a la vez que minusvalorado. En la música de Miles había dos cosas que presgiaban cambios importantes: su relación con Gil Evans y la tendencia a componer mucho más. Las dos composiciones suyas presentes en el álbum, "Stuff" y "Country Son" ocupan más de la mitad del mismo y qué duda cabe que fueron ubicadas en lugares clave a propósito. Probablemente este es un álbum denso, difícil y abstracto. Uno de esos que se tardan años en "digerir" y que luego llegan a ser una obsesión; una gema enterrada en la discografía de Miles.
En este trabajo probó nuevos sonidos instrumentales y, por primera vez, usó una guitarra, un bajo y un piano eléctricos. Representa una transición en su música, con referencias a conceptos de los dos anteriores pero que mira al futuro porque establece nuevos criterios, a la par que altera el papel de los instrumentos; circunscribir de una manera tan drástica su función demuestra un gran cambio en el pensamiento de Miles. La pieza compuesta por Wayne Shorter, "Paraphernalia" posee un dinámico movimiento en 4/4 con una sección en 3/4. En esta composición la guitarra de George Benson añade textura y coloración al movimiento rítmico, limitándose a repetir una figura rítmica y tocar octavas sobre la nota fundamental. El papel de la batería es similar. La mayoría de las veces Tony Williams no hace más que mantener un ostinato constante en el charles y en los platillos, y aunque a veces crea polirítmias mientras dialoga con los solistas, su manera de marcar el tiempo es lo que da identidad a la pista.
Miles se inclina hacia la práctica no occidental de un pulso muy claro, sin ambigüedades, y una repetición rítmica, creando un continuo en el que pueden ocurrir toda clase de sucesos musicales, incluyendo variaciones rítmicas. Se puede crear o liberar tensión mediante la superposición de ritmos. El "dramatismo" tiene lugar cuando el oyente toma más conciencia del pulso, o de su ausencia o de un pulso nuevo. Esto se percibe de manera mucho más obvia en la composición de Miles, "Stuff", porque toda la pieza se basa en una pulsación de rock. Esta es, sin duda, mi pista preferida del disco. "Stuff" es realmente larga e hipnótica. Tony Williams aplica un incesante ritmo de platillos condimentándolo sólo de ven en cuando con otros más complejos que se yuxtaponen al ritmo básico y estricto, creando así ese dramatismo. Los acordes de piano de Herbie Hancock son austeros y muy funky. El motivo, lleno de fragmentos melódicos, trinos, acentos desplazados, notas ligadas, dura casi seis minutos contribuyendo a esa sensación hipnótica, minimalista, repetitiva y no occidental.
El resto del álbum también es soberbio y augura los cambios que se producirán en la música de Miles. Incluso volverá a tocar y desarrollar alguna de las frases de los solos un año después en "In a Silent Way", disco predecesor de Bitches Brew.
Les dejo a continuación las notas del disco original:
"Personnel: Miles Davis (trumpet); Wayne Shorter (tenor saxophone); Herbie Hancock (acoustic & electric pianos); George Benson (guitar); Ron Carter (bass); Tony Williams (drums). Producer: Teo Macero. Reissue producers: Michael Cuscuna, Bob Belden. Recorded at Columbia Studio B, New York, New York on January 16 and from May 15-17, 1968. Originally released on Columbia (9628). Includes liner notes by Bob Belden. Digitally remastered using 20-bit technology by Mark Wilder and Rob Schwarz (Sony Music Studios, New York, New York). This is part of Sony's Columbia Jazz Masterpieces series. With MILES IN THE SKY, Davis began to consciously incorporate elements of popular music and blues into the quintet's open-ended style of group improvisation. This was an attempt to reach out, not sell out. By 1968, groups such as the Beatles had stretched the parameters of the pop song form way beyond their humble harmonic beginnings, while the blues trio Cream significantly elevated the level of musicianship and added a bold improvisational dimension to live performances. It was impossible to ignore these developments. And as Miles indicated in his autobiography, he was already becoming enamored of musicians such as Jimi Hendrix, James Brown, Sly Stone and Muddy Waters (elements of soul jazz had already crept into the quintet's repertoire with "Eighty-One" from E.S.P.). On MILES FROM THE SKY, the trumpeter's "Stuff" juxtaposes a long elliptical blues line over a harmonically varied Ron Carter bass vamp, as Herbie Hancock pumps out billowy turqoise clouds of Fender/Rhodes chords and Tony Williams alternatingly locks in and deconstructs the eighth note pulse. On Shorter's "Paraphernalia" the horns play harmonic cat and mouse with a swinging vamp, resolving tension in cyclical chord progression, as George Benson's electric guitar offers a teasing suggestion of things to come. Tony Williams' "Black Comedy" and Davis' "Country Son" offer a series of radical tempo and textural changes: The former does so in a, more or less, straight ahead groove, while the latter intersperses swing beats with abstract gospel and ballad moods, culminating in an epic Shorter solo, and a Davis solo which hints at the newer style of phrasing he'd reveal on IN A SILENT WAY."
Espero no haberles destripado "el final de la película" con esta exégesis musical. Que lo disfruten.
Tracklist:
1. Stuff
2. Paraphernalia
3. Black Comedy
4. Country Son
5. Black Comedy (Alt Take)
6. Country Son (Alt Take).
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