Monday, 28 May 2007

EL VENDEDOR DE RECUERDOS

Una esquina soleada
en una calle cualquiera
proyectada a la sombra
de una acacia gigante.
Paraje mundano,
encrucijada vital
a veces pisada:
pies, botas, pezuñas,
zuecos, sandalias, babuchas ;
y algún zanco.
Ojos que van y vienen
en la densidad cromática,
narices que huelen:
olor de gente,
aroma carnoso,
inidentificable,
olor trashumante.
En la sombra acrisolada
de gris un poco, azul y ocre
gotas estrelladas
que esquivan las ramas
y tiñen el suelo.
Una salvaje manada de sonidos
corriendo en feroz tropelía;
silencio...batir de plumas,
gimoteos alados
y una gaita a lo lejos
que trae el mar consigo.
Y el tacto frío de piel metálica,
vibra-resuena y cesa..
Dos torsos desnudos
de terciopelo pasan abrazados,
su esencia flota, duda,
se queda...más, más,
más, más y otra vez nadie;
la calma.
Un ser diferente,
adimensional,
torcido sobre si mismo,
y un tanto panzudo
se agazapa en la esquina.
la gente se para, le mira;
y sonríen.

Trasiego inconmensurable
de vidas pasadas que intercambia
el viejecillo, intermediario,
con una mirada fugaz
y un sólo deseo desesperado:
salpimentar vidas.
Consumiéndose,
incapaz de soportar
lo ya vivido,
envejeciendo prematuramente,
en un esfuerzo irreconciliabledonde se mezclan
pasado y presente,
bosquejando un futuro,
que se alimenta
de todos los recuerdos,
de todos los sueños.

1 comment:

Angel said...

Quizas no sea el más indicado, pero creo que es el mejor de tus escritos. Según para decir que cosas, la forma literaria es importante. Quizás las sensaciones, la angustia, o el desasosiego se encauzan mejor en un poema. La necesidad de concisión, y de ritmo hace que sea necesario buscar las palabras justas que cortan como el mejor de los diamantes.

Un beso.