Saturday, 2 June 2007

EL BUNKER DE LOS ACRÓBATAS


En un día como hoy, en el que hace demasiado calor, echo en falta una lluvia tenue. La sangre se espesa y más que retornar vagabundea. No importa demasiado el que mis músculos estén cansados; mi cabeza está más activa que nunca. Sólo espero que en su frenesí encuentre un rellano de calma, de creatividad.
El reencuentro conmigo mismo no está siendo fácil, porque de alguna manera estoy en otro lugar. Ando a pasos agigantados, a pesar de que cuerdas del pasado se empeñan en atarme al sitio en el que estaba algunos pasos más atrás. Soy consciente de que el tiempo corre hacia delante mientras ciertos sentimientos ejecutan temerarias piruetas de acróbata no siempre en la misma dirección.
Podría dibujar una gráfica que representara fielmente el crecimiento del micro-cosmos que he construido Estoy consiguiendo que la curva se torne suave, derivable, sin picos. No quiero decir que haya perdido un ápice de mi vitalidad, de mis ganas de “comerme el mundo”, sólo que esta vez quiero masticar y saborear cada pedacito que engullo; así la digestión será más ligera.
Contemplar el mundo, mi mundo, desde arriba. Una vez que “sé” como funciona a pequeña escala, no quiero perderme en sus recovecos; prefiero saber como se conjugan todas las partes. En el jazz ocurre algo parecido: todo el combo apunta en una misma dirección, detrás de todo ese caos se percibe una armonía, un perseguir el fin común.
¿Sabes?..., no a todo el mundo le gusta el jazz. Entenderlo trasciende el formalismo. Tiene que penetrarte para ser capaz de distinguir sus colores. Así parece ser la vida; juntar pistas, descubrir el bagaje emocional, reactivar la capacidad de maravillarnos.
Vuelvo a encontrar personas de antaño que me hacen sonreír. Verlas de nuevo, compartir un poco de mi tiempo y saber que ha pasado en estos seis u ocho años. Vuelvo a encontrar a las personas de siempre, que viven muy cerca o relativamente lejos pero que nunca han dejado de estar ahí. ¿Por qué tendemos a olvidar de dónde venimos?
Estamos en el bunker sin ventiladores, sin cobertura de móvil, oliendo a pan tostado. Podríamos habernos encontrado en una parada de autobús y no habría sido lo mismo. Ignoro que piensas tú, yo tardaré aún tiempo en subir la escalera. Seré cauto, agarraré con fuerza la barandilla. Cuando abra la escotilla, lo haré muy despacio de forma que se equilibren la presión externa y la interna. No quiero que el aire fresco salga a trompicones y alguien se constipe. Fuera el ambiente está enrarecido. Huele a vacío.

3 comments:

DUIQUELANDO said...

El bunker de los acróbatas pronto se habrá destruido, de él, sólo quedará... un tostador medio estropeado, dos taburetes en el mismo lugar de siempre, y unas estanterías vacías...igual que la vida de mas de dos de los que pasaron por allí...El bunker este año fue especialmente diferente... un poco de compañía nunca viene mal... estaba harta de fumar mirando el estintor!! y de tomar café a solas... ahora ha sido mucho mas divertido, pero ya no creo q vuelva por allí... fué maravilloso!!

el loco oficial said...

Parece mentira que este bunker no sólo aisla de un posible colapso atómico sino que me está catapultando fuera!! Gracias ("tanks a lot" ya que estamos con la jerga castrense)

Anonymous said...

... y si, allí permanecimos otro poco de tiempo ... pero luego fue raro el ambiente , había .. ¿cómo era? ah! si.. mucha ropa tendía! Un filósofo cachondo, un fachaluis reprimido, un informático medio alcohólico, un químico resabido, un biólogo cara dura y alguna filóloga que si me caía bien ... y entre ellos, nosotros... resignados ante la poca verguenza con la empezaron a robarnos nuestro sitio! ... qué gentuza loco!!jeje