Saturday 8 September 2007

SVETLANA


Demasiado ágil. Escapaba otra vez ante la mirada atónita de los transeúntes. Al doblar la esquina paró exhausta, jadeando y examinó con impaciencia aquel bolso. Arrojó todo el contenido contra el pavimento caliente: una pequeña barra de labios, un pañuelo sucio, llaves....desesperada hundía ambas manos entre las telas. Allí estaba, aún palpitando, un billete de diez kunas.

La blusa estampada se le pegaba al cuerpo. Se estaba haciendo tarde; todavía tenía que subir al mercado y preparar algo de comer. Las sandalias le resultaban muy cómodas, ideales para la canícula. Un pie detrás de otro, frescos y con las uñas perfectamente arregladas; manicura francesa.

La profesora de filología alemana retirada había enviudado el año pasado. Llevaba el pelo recogido en un moño anacrónico. Dos pendientes pequeños colgaban de sus lóbulos. Parecía que toda la tensión del cabello se comunicaba a su rostro. Una mueca de desagrado se dibujaba desde la comisura de sus labios. No estaba contenta esa mañana.

Por su parte Zvoromir no tenía tiempo que perder. LLegaba tarde al trabajo. Repartía pizzas en una moto desvencijada y correosa. Desde la plaza de la fuente, donde paraban casi todos los tranvías, aún le quedaban quince minutos caminando. Cada día era igual que el anterior.

Respiró muy hondo un par de veces. Cerró los ojos. Esta vez estuvo muy cerca - pensó. Le gustaba esa sensación. Empezó haciéndolo por necesidad. Ahora le excitaba la idea de poder ser arrestada. Se levantaba por la mañana y notaba ese síndrome de abstinencia extraño, la falta de adrenalina, el peligro. El olor de su propio miedo mientras corría, las punzadas en los pulmones sin oxígeno.

Hola - dijo al entrar en la pizzería. Su compañero movió ligeramente la cabeza hacia la puerta que daba paso a la cocina; empujó una de las hojas y sintió una vaharada de vapor caliente en el rostro. Se puso el chaleco y cogió el casco debajo del brazo. Tenía el primer pedido sobre una de las mesas. En una nota se leía: Štefanovečka cesta, 7.

Quiero medio kilo de pepinillos - dijo. Había mucha gente en todos los puestos. Algunas moscas revoloteaban encima de la carne. Ideal para preparar Ćevapćići. Compraría también pan de pita y algo de mostaza. Su sobrino nieto lo agradecería.

Se cruzó con la profesora mientras subía los escalones de dos en dos sosteniendo la pizza con ambas manos. La puerta estaba entornada. Entró. Sobre el diván estaba Svetlana, miraba fijamente el billete de diez kunas....

11 comments:

Miriam G. said...

Te odio Loco, has venido inspiradísimo, mucho. ¡Que entradas más buenas estas dos últimas! Y yo aquí incapaz de escribir uan línea. Lo dicho: ¡Te odio!

Un beso, Miriam G.

el loco oficial said...

En realidad deberíais odiaros todos los que me leéis. Me inspiro leyendo vuestros blogs, me dais ideas y de algún modo me animáis para devanarme los sesos, intentar no repetirme y que os guste. Así que gracias!

Un beso.

DUIQUELANDO said...

pues eso está mal hecho... porque de ese modo dejas de escribir para tí... y yo, al menos es lo que busco en el blog... aunque nadie lo lea...

Miriam G. said...

Pues yo discrepo, también somos nuestras inspiraciones. Y el que escribe de verdad no escribe para el ni para los demás, escribe porque lo necesita.

Un beso, Miriam G.

Aura said...

Pienso que alguna vez, en algún sitio, se encontró con Volodya.

Beatrix Kidoo said...

intensas vacaciones??

besosoalados!!!

muy buen texto :-)

Pussy Galore said...

Pepinillos... perfectos en las pizzas ;)

el loco oficial said...

Miriam: a veces uno tiene algo dentro que si no lo echa termina explotando; también vale para cualquier tipo de creación.

Aura: La invito a que escriba un cuento sobre ese encuentro fortuito entre Svetlana y Volodya, seguro que sale algo bonito.

Beatrix: Intensas??: 135 amperios como la corriente que proporciona la batería de un camionaco de 650 CV...

Pussy: tengo que probar a poner también banderillas picantes en las pizzas...y unas alcaparras claro.

Aura said...

Mmmm puedo intentarlo, pero la historia es suya, mejor soñar ese encuentro. Se ven pero no saben que han salido del trazo de la misma escritura :)

Estrellita Mutante said...

A esa pizza le faltan unas anchoas, mmmm

Angel said...

El texto y el ritmo genial. Se notan un poco las últimas lecturas de Herta Müller. Muy logrado lo de tres personajes ajenos que coinciden en el espacio tiempo. Parrafos muy sueltos, lexico apropiado. Frases muy cortas, como lanzas, en parrafos ajustados. Creo que es de lo mejor que has escrito. Se nota que la inspiración del viaje, junto con las ganas de dar forma, y no sólo hacer un diario, funcionan. Te sugiero que vayas enlazando personajes y paises, que coinciden en el tiempo, como los personajes en una pequeña ciudad. No a hacer coincidir a Svetlana y Volodya, lo que quizas fuerse un poco forzado. Sino que pueden aparecer más adelante coincidiendo sólo en el tiempo, no en la localización. Quizás sería interesante ir haciendo nuevos escritos, cada ciertas semanas o meses, en que continue un personaje antiguo, junto a nuevas criaturas y experiencias, y guiños hacia situaciones pasadas. He quedado muy gratamente sorprendido