Saturday, 3 November 2007

DEBASER (KOLYA I)


Aquí hubo algo más que mis viejos pantalones tendidos al sol y esos tres gatos pulgosos que no salen en la foto, que están a la derecha de esas sillas, un poco perezosos, como son los gatos, arañando la sombra fresca. Detrás, pero esta vez a la izquierda, imaginen, ya que no pueden verlas, las ruinas del Palacio de Diocleciano. Creo que fue Joseph Brodsky deambulando por su "Marca de Agua", por su Venecia particular, quien dijo que alguien con un mínimo de clase fue decadente durante su juventud. La decadencia y la crisis llevan inherente el esplendor. El ciudadano, el artista, se nutren del humus de la decadencia, luchan y, si consiguen vencer, alumbran de nuevo. Un proceso extrañamente reversible y cíclico. Dos mil años después de que emperadores restregaran sus sandalias desgastando el pavimento, los turistas enarbolan un cigarrillo de triunfo pírrico, un par de bocanadas y éste termina encima de cualquiera de los pocos mosaicos que se conservan. Aún así, esas escaleras, los postigos desvaídos e incluso las antenas mal orientadas, testigos de la debacle, auguran un futuro nada distópico.

Mañana madrugaré y saldré temprano, con algún pedazo de burek todavía entre los dientes. No me he presentado aún, me llamo Kolya creo, probablemente mi nombre fuera otro, pero así es como me han llamado los últimos veinticinco años en el mercado. A ese nombre respondo con ojos siempre asombrados, un poco inquisidores, cuando me piden dos o tres truchas, quizá también medio kilo de tomates. Me iba mejor cuando vendía cacharros, cubos, recipientes, vasijas; en definitiva, enseres de todo tipo que la gente de por aquí compraba sin saber muy bien para qué los utilizaría, eso era lo de menos. Pero como les decía antes, hubo tiempos mejores, y los habrá; sólo hay que esperar, ahora no es el momento.

Si les confesara que soy dálmata automáticamente pensarían en una raza de perro blanca y negra, que nada tiene que ver conmigo, salvo ese punto de elegancia que compartimos. Yo nací en Dalmacia, aunque no recuerde dónde, y jamás vi ninguno de estos perros correr junto a los carruajes de los viajeros. Si lo hicieron antes, en el siglo XIX, no estuve allí para verlo, o era demasiado joven, pues tampoco recuerdo mi edad; hace muchos años que mi aspecto es invariable, como lo es mi vida, día tras día. Los sucesos acaecen de tal manera que la línea temporal se borró. Intento ser consciente del paso del tiempo mirando si ha aparecido alguna nueva pintada sobre las piedras de la pared, observando atentamente el color de las ventanas por si es más tenue o encendiendo el viejo aparato de aire acondicionado, lo único que me dejó mi padre antes de morir, lo único que no quiso o no pudo llevarse con él y que, a pesar de todo, sigue funcionando. Lástima que no cupiera en el ataud, le hará más falta que a mí; dicen que en el infierno las temperaturas, sobre todo en verano, son elevadas.

9 comments:

Marisabidilla said...

Menos mal que te arrepentiste de tu abandono bloguero y podemos seguir disfrutando de tu arte, ole.

Aura said...

Yo también he sido algo decadente en mi juventud.
Gracias por el viaje.

el loco oficial said...

mari: muchas gracias maja.
aura: ya lo sabía; usted tiene clase.
ambas: que la una hable de arte al leer uno de mis post y la otra me de las gracias por el viaje (que supongo que ha experimentado al leerlo) es demasiado...intentaré que no se me suban los humos ;). No, en serio, gracias, es más fácil escribir así.

Angel said...

Este, sin duda, puede ser el comienzo de una gran historia. Ya tiene el nucleo del personaje, parte de su ambiente cotidiano y algo de la atmosfera de misterio, ironía, crítica social y cultura tan necesarios en estos tiempos que corren.

Es de lo mejor que he leido un bastante tiempo. Me han gustado especialmente el guiño del ataud no acondicionado como ejemplo de ironía, la victoria pírrica de los turistas sobre los mosaicos como crítica social, la llamada a Brodsky como comparación de dos decadencias y, finalmente, el misterio de saber sólo pinceladas del personaje: solo interesa su elegancia de "perro dalmata" y es accesorio su lugar concreto de nacimiento, etc.

En fin, que esperamos seguir disfrutanto de su magnífica prosa. Gracias por el placer de su lectura

Achiperre said...

jope... a mi no me parece elegante un perro dalmata... pero pa gustos los colores!!si hubiese sido otro ejemplo..me hubiese motivado mas.. pero precisamente losdálmatas...
que chulada... sabes que es lo que vende el señor este?... ACHIPERRES... ja ja
ultimamente no puedo parar de reirme....
interesante... es legible.. que ya es algo!..;)...
No llego al climax de tus escritos...quizá por mi ignorancia.... pero me gusta.....sirve de algo...aunque no entienda lo que tu quieres decir...entiendo lo que me dice a mi!..
sigue asi.. ahora llevas buen pie!

Miriam G. said...

Es imperdonable que se me haya pasado este post, así que entenderé que no me perdones. Estoy encerrada en un sotano en un curso de Java, en cuanto tengamos el descanso me lo leo.

Un beso, Miriam G.

Miriam G. said...

Coincido con angel Loco, de lo mejor que he leído últimamente, me encanta, quiero más y lo quiero ya...

Un beso, Miriam G.

-=Theysa=- said...

Señor loco, una vez más ha vuelto ha sorprenderme... Francamente bueno.
Me inspira, y no soy capaz de encontrar una explicación... No sé si es la sutileza del lenguaje, esas insinuaciones tan suyas, si es el tema, o si habrá sido el viaje (coincido con aura, aunque probablemente mi destino haya sido bastante diferente al suyo...) ¿Sabe? No se por qué al leerlo me vienen a la mente trocillos de Vida de Máquina...
Espero ver pronto una continuación por aquí, y ya te haré un comentario más crítico :P

PD. Gracias por el libro. Y al relato hay que darle un poco de caña, no crees? ;)

el loco oficial said...

y ahora qué digo??
mejor no digo ná y me voy a ver una peli de takeshi al cineclub ;)
gracias a todos!