Sunday, 10 June 2007

HEADING THE ROCK



Just a bite from an apple as the birds tweet.
Sunbeams glimmering above,
The smell of smoke gray cigar
in a leaden bastard atmosphere.


Woken up, all of a sudden,
wrapped by blue-bebop notes
the sax weeps
a trumpet spitting out unconscious melodies.


I took a glimpse inwards
not exactly knowing what’d come next
anything but a nervous breakdown
since I felt numb myself


Waving hair in the yellow morning fresh air
Below dusty window-panes
The roaring engine pointing at infinity
its sound mingled with grindcore-distorted guitars


A gibberish conversation, nothing about
Dayless week, swarming truck traffic
yet another highway to ride on
so as not to perish, to wither, to fade away


The tangram concrete building,
made up of six billion pieces
awaited them grubbers
velvet hood-eyed, pointless strangers

Saturday, 2 June 2007

VÓMITO


Tengo ganas de hablar. Estoy solo en mi mundo. Es gigantesco pero se concentra en un espacio minúsculo. Es como las muñecas rusas; sinapsis dentro de un cráneo adosado, entre cuatro paredes llenas de libros, afiches, fotos. En una casa grande, con un sótano que me pertenece, incrustados en una miniurbe provinciana.
Sonidos de muchos colores, plagados de timbres y de sensaciones. Están en cualquier lugar donde mire, o donde vaya. Sonidos que rememoran otros que no consigo recordar. Hoy me he movido entre el sudeste asiático y los Balcanes, entre Chinatown y Nagorno-Karavaj. Pensaba en mi vida mundo y me daba vértigo. Creo que la suelo enterrar. Hago que sólo sea, a veces, un estado de conciencia anestesiada; para poder seguir.
Sosiega tener un flexo con un interruptor que funciona, aunque prefiero tener un potenciómetro de largo recorrido. Ahora mismo el “drive” está a tres cuartos pero es definido, es compacto, tiene presencia, tiene un gran tono. Sin embargo, hay que educar el oído. Para casi todos es ruido, o el “tempo” es demasiado rápido. No todos sabemos danzar. En la vida todo es bailar. Los compases no siempre son los usuales, hay silencios, contratiempos...
Relacionarse cada día con 150 personas duele. En realidad basta con prestar un poco de atención, intentar apreciar cada matiz del discurso del pensamiento. Tener control sobre cada uno de los gestos, de las acciones. Ser multitarea, tener un gran disipador de calor untado de silicona y llevar un cristal de cuarzo que vibra a demasiados herzios. Hablar un lenguaje que necesita ser compilado, construirse al menos el 99% de las librerías y adoptar la estética D.I.Y. pero sublimada.
Y ahora caen gotas de agua que no mojan y me relajan. Los pájaros pían. Me enciendo un cigarro, uno de tantos en los últimos días. Como siempre leer y observar. Releo y aún así es escritura semiautomática. Un relámpago seguido de un trueno. Cientos de recuerdos agradables. Esos que se han quedado y ahora son otra vez. No importa dónde estés si tienes conciencia de ti mismo, No importa qué escuches si dudas de su veracidad.
Me veo tumbado varias veces, deseando siempre lo mismo, que no deje de sonar; así seguiré recreando. Azul grisáceo y nada cremoso. Tiene la textura de un tamiz. Hace sueño, hace cansancio. Medito. Dirijo la atención a cuatro puntos que convergen en uno. Cierro los ojos y escribo. Lo consigo; abstracción y casi parada mental. De repente me he acordado de “El Perseguidor” de Cortázar, de esa frase que tanto me dice. Una fecha, una firma y cuatro palabras. Quería decir “Já” y viene a mi mente “10 años con Mafalda”. Nunca leo un libro dos veces y, sin embargo, ¿cuántas veces leí esas tiras de Quino? ¿cuántas aprendí de memoria? ¿cuántas he olvidado?. Los títulos pasan delante mía y con ellos todo: aromas, paisajes, tactos. Parece que experimento la ubicuidad.

CÁSCARAS VENECIANAS



Hay algo de cáscara en todo esto; son como esas típicas frutas que si las pelas y les quitas el hueso pierden la gracia. Aunque el mundo de las apariencias puede tener su encanto, poderoso, atractivo.....no implica no estar de vuelta de todo, la curiosidad puede perdernos. Lo que ocurra después depende de la seguridad de tu paracaídas, o del colchón vital que hayas dispuesto al final del abismo. Los primeros golpes dejan unos moratones agridulces sobre la piel. Son señales engañosas, la piel recobra el color natural pero siempre queda algo grabado, por lo menos durante un tiempo, en alguna otra parte mucho más enérgica, al menos en lo que respecta al control de la voluntad. Observar es difícil, incluso más penosa es la auto-observación.....cualquiera de las dos, a veces, lleva a equívocos, no siempre inocuos.
Ocurre también como dice el refrán: “más sabe el diablo por viejo que por diablo”...y uno anticipa acontecimientos....las apariencias se tornan ciertas, ni siquiera eran tales. Llega el hastío? Quizá la apatía? O peor aún, la abulia? A lo mejor todo tiene una explicación “racional”....
Si hay algo que odio además de la podrida y hedionda incoherencia es el miedo. Es libre; así que, el que quiera que lo elija, pero por favor, que se mantenga en el ostracismo, desterrado y al menos a dos años luz de distancia; no quiero oler su miedo desde aquí. He exagerado, en realidad siento pena por algunos, sólo algunos, de aquellos que sienten miedo. Si es atroz paraliza y destruye la semilla antes siquiera de que llegue a germinar o.... mierda!, arranca el brote que empezaba a tirar p’arriba con fuerza inaudita. En cualquier caso, no sé qué es peor, ambas posibilidades son la frustración del no-ser, destruyen la potencia, nunca se consuma el acto. La primera incita a hacer cábalas (que hubiera sido si....); en definitiva paja mental segura.....la segunda, parafraseando a un amigo músico, es como cuando le das un caramelo a un niño, le da dos lametones y en seguida se lo quitas.
Es la verdad es lo que menos nos duele o lo que queremos creer?. Conocéis a alguien que se haya engañado a sí mismo? Si algún ser humano lo ha conseguido y no sólo quedándose en la superficie, probablemente sea un enfermo; aún así tengo mis dudas de que sea factible. Claro, siempre es más cómodo vivir una mentira absurda que enfrentar nuestros miedos más profundos. Esperemos que el globo se hinche tanto que llegue a estallar....que sea un estallido catárquico y luminoso como el de una super-nova, pero que sea simplemente luz para sí mismo.

EL BUNKER DE LOS ACRÓBATAS


En un día como hoy, en el que hace demasiado calor, echo en falta una lluvia tenue. La sangre se espesa y más que retornar vagabundea. No importa demasiado el que mis músculos estén cansados; mi cabeza está más activa que nunca. Sólo espero que en su frenesí encuentre un rellano de calma, de creatividad.
El reencuentro conmigo mismo no está siendo fácil, porque de alguna manera estoy en otro lugar. Ando a pasos agigantados, a pesar de que cuerdas del pasado se empeñan en atarme al sitio en el que estaba algunos pasos más atrás. Soy consciente de que el tiempo corre hacia delante mientras ciertos sentimientos ejecutan temerarias piruetas de acróbata no siempre en la misma dirección.
Podría dibujar una gráfica que representara fielmente el crecimiento del micro-cosmos que he construido Estoy consiguiendo que la curva se torne suave, derivable, sin picos. No quiero decir que haya perdido un ápice de mi vitalidad, de mis ganas de “comerme el mundo”, sólo que esta vez quiero masticar y saborear cada pedacito que engullo; así la digestión será más ligera.
Contemplar el mundo, mi mundo, desde arriba. Una vez que “sé” como funciona a pequeña escala, no quiero perderme en sus recovecos; prefiero saber como se conjugan todas las partes. En el jazz ocurre algo parecido: todo el combo apunta en una misma dirección, detrás de todo ese caos se percibe una armonía, un perseguir el fin común.
¿Sabes?..., no a todo el mundo le gusta el jazz. Entenderlo trasciende el formalismo. Tiene que penetrarte para ser capaz de distinguir sus colores. Así parece ser la vida; juntar pistas, descubrir el bagaje emocional, reactivar la capacidad de maravillarnos.
Vuelvo a encontrar personas de antaño que me hacen sonreír. Verlas de nuevo, compartir un poco de mi tiempo y saber que ha pasado en estos seis u ocho años. Vuelvo a encontrar a las personas de siempre, que viven muy cerca o relativamente lejos pero que nunca han dejado de estar ahí. ¿Por qué tendemos a olvidar de dónde venimos?
Estamos en el bunker sin ventiladores, sin cobertura de móvil, oliendo a pan tostado. Podríamos habernos encontrado en una parada de autobús y no habría sido lo mismo. Ignoro que piensas tú, yo tardaré aún tiempo en subir la escalera. Seré cauto, agarraré con fuerza la barandilla. Cuando abra la escotilla, lo haré muy despacio de forma que se equilibren la presión externa y la interna. No quiero que el aire fresco salga a trompicones y alguien se constipe. Fuera el ambiente está enrarecido. Huele a vacío.